El Sporting cosechó una derrota decorosa en su regreso al Camp Nou, en un partido en el que Quini adquirió un protagonismo indirecto, que luego traspasó al fútbol azulgrana.
Guardiola no se fiaba del Sporting y puso en liza a toda su artillería pesada, incluido el indultado Dani Alves. Preciado optó por dar entrada a Barral en el eje del ataque, con Raúl Cámara como vigilante de Leo Messi, el efectivo más peligroso del equipo culé.
El partido fue un monólogo desde el principio. La máquina azulgrana comenzó a funcionar con el silbido de Rubinos. El conjunto catalán ejercía y exhibía una fuerte presión en todas las zonas del campo y una gran precisión en sus pases. El Sporting parecía asustado y con una imagen muy alejada de la que concebía Manuel Preciado para salir al Camp Nou.
Los gijoneses se dedicaban a defenderse como podían, ya que las recuperaciones de balón eran constantes por parte de los azulgrana. Las triangulaciones de Messi, Xavi e Iniesta, con los apoyos en Henry y Eto'o, eran constantes, respaldados por Sergio Busquets, que hacía el trabajo sucio en la parcela central, secundado también por Puyol.
El Sporting mantenía el tipo como podía, con el objetivo de que el balón no llegara a las inmediaciones de Lafuente. El guardameta rojiblanco se lució tras la primera tarjeta a Gerard, en un remate de Henry.
El Barça cargaba el juego por las bandas. Y el Sporting mantenía un marcaje pegajoso sobre Messi, aunque el árbitro veía las faltas de Cámara, pero no los codazos reiterados del argentino. En ese sentido, Rubinos Pérez no se complicó y siempre tiró por la calle del medio. Prueba de ello fue que a los diez minutos amonestó a Gerard en una decisión fácil para agradar al graderío.
El partido transcurría por unos derroteros en los que ya se atisbaba que iban a estar marcados por el gol. El primero tardó 23 minutos en llegar. Los discípulos de Guardiola, además de calidad, tuvieron más picardía que los rojiblancos. Un córner ejecutado por Luis Morán provocó un rápido contraataque de Iniesta, que pilló totalmente desprevenido al equipo de Preciado. El centrocampista internacional lo resolvió con una apertura a Henry, cuyo centro lo remató Eto'o. Fue demasiado fácil.
El conjunto gijonés intentó mantener el tipo, mientras sus delanteros apenas tenían ocasión de entrar en juego. El balón acaba, una y otra vez, en las botas de los azulgrana.
Míchel lo intentó desde lejos, con cierta comodidad para Víctor Valdés. Sin embargo, en la siguiente acción, un afortunado recorte de Eto'o, tras un buen pase de Messi, acabó en el segundo tanto. El Sporting intentó dar la réplica a los catalanes pocos minutos después, pero el disparo de Carmelo salió excesivamente cruzado. El 2-0 con el que se llegaba al descanso reflejaba la tremenda diferencia que había en el terreno de juego. El Sporting había soñado, pero el Barça de la primera parte le despertó muy pronto.
El segundo tiempo fue bastante tranquilo. El Barça mantuvo el control del encuentro sin excesivos problemas. Los azulgrana llevaban el peso del partido ante un rival que se limitaba a defenderse y a tratar de cortar el juego del rival en el centro del campo, sin que existiera la delantera, muy aislada.
El trío atacante de los locales experimentó varias modificaciones posicionales, pero siempre con la filosofía que ha inculcado Guardiola al equipo, con una mentalidad ofensiva que le daba cierta facilidad para llegar a los dominios de Lafuente.
Kike Mateo, providencial
El portero rojiblanco fue de lo mejor del partido y evitó que el triunfo azulgrana fuera mayor. En esta fase del encuentro se lució en disparos de Henry y Messi.
Preciado efectuó la primera variante para hacer debutar a José Ángel y modificar el dibujo ofensivo con la presencia de Bilic. Sastre se retiró, con lo que Cámara cambió su posición a la zona derecha y el delantero croata compartió el eje del ataque con Barral. Carmelo se fue a la banda izquierda. El canario no tenía ayer un día muy afortunado y más tarde dejaría su sitio a Kike Mateo.
Mediada la segunda parte llegó el tres a cero para el Barcelona, con un sensacional lanzamiento de Dani Alves, quien aprovechó una recuperación al anticiparse, precisamente, a Carmelo.
Parecía que la goleada podía aumentar. Sin embargo, el encuentro entró en una fase de mayor tranquilidad, sobre todo con la providencial entrada en juego de Kike Mateo. El mediapunta murciano, en el primer balón que tocó, anotó el tanto del honor rojiblanco.
Los últimos 25 minutos fueron anodinos, con control azulgrana y algún contraataque rojiblanco, pero excesivamente tímido y carente de precisión. Los atacantes sportinguistas salieron ayer demasiado acelerados y en casi ningún momento dieron sensación de peligro. Tampoco tuvieron demasiados apoyos porque el partido se jugó, prácticamente, en el otro campo.
El Sporting abandonó el Camp Nou, un escenario que hoy en día no es asequible para nadie, con una derrota que se puede catalogar de honrosa. Los gijoneses salieron demasiado asustados y eso provocó que carecieran de ataque y que se limitaran a defenderse de la máquina de fútbol que hoy en día es el Barcelona.
Destacar la presencia de varios miembros de la Peña en el Camp Nou, destacando a la directiva casi en pleno. Un campo en el que no falla nuestra pancarta.
lunes, 9 de febrero de 2009
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